Motín, multitud y excepción: el camino de las mujeres

 


A partir de 1991 existe en la Argentina una ley de participación proporcional de mujeres en las listas de candidatos a los cuerpos legislativos: primero se implementó a nivel nacional, luego paulatinamente adhirieron las provincias.

Para aprobar esa primera ley, las mujeres de todos los partidos políticos que eran diputadas, se amotinaron. Se negaron a votar el resto de las leyes que quedaban por tratar ese 29 de diciembre, acordadas entre los señores jefes de bloque. La negociación duró un rato, hasta que finalmente, sin caminos alternativos, la ley fue aprobada.

El cupo por género permitió, no sin escollos, que las mujeres fueran ocupando cada vez más bancas en los legislativos. Sin embargo, las limitaciones eran evidentes y el cupo, si bien mejoraba las condiciones, mantenía las desigualdades.

Se trabajaba en proyectos de participación paritaria por género que ya existía en varios países, e incluso en algunas provincias, sin muchas expectativas de que fuera posible aprobarlos.

En agosto del 2015, luego de una creciente visibilización de los femicidios (debido a la militancia de muchas mujeres para que eso fuera posible) ocurrió un acontecimiento sorprendente: una convocatoria a la plaza del Congreso con la consigna de NI UNA MENOS se convirtió en multitudinaria.

Luego de esa hubo otras marchas, el 8 de marzo dejó de pasar sin pena ni gloria, y el proyecto de "aborto legal, seguro y gratuito" que ya se había presentado siete veces sin llegar a ser tratado, se convirtió en bandera de esa multitud harta de destrato y violencia.

El proyecto llegó a las comisiones, tuvo dictámenes, y se aprobó en diputad@s luego de una larga noche de lluvia y frío, durante la que miles de mujeres hicieron vigilia en las calles. Era el 14 de junio de 2018.

Ya no era un motín de diputadas dentro del edificio sino miles de mujeres afuera, exigiendo se las tenga en cuenta.

En el Senado el proyecto fue rechazado, pero se había dado un paso enorme.

Durante el año 2017 se había aprobado un proyecto que unificaba ocho presentados por distintas senadoras, de participación paritaria por género en el ámbito legislativo.

Todas éstas han sido conquistas importantes, fundamentales, pero no suficientes.

Los ámbitos públicos que no están contemplados en la ley, no se han visto significativamente modificados. Los ejecutivos han aumentado el número de mujeres, pero están muy lejos de la paridad. Aún peor es la situación en el poder judicial. Se siguen viendo fotos de reuniones donde se toman decisiones para toda la comunidad en las que las mujeres siguen siendo una abrumadora minoría.

Es cierto que en cada evento, foto, ámbito, en el que no hay mujeres; alguna de las mujeres que han logrado llegar a lugares visibles lo hacen notar.

Las mujeres no somos una minoría, somos población sometida a un tipo de dominación. Muchas mujeres sufren más de una dominación: además del patriarcado sufren racismo, pobreza, exclusión. Estás conquistas, además de naturalizarse, deben llegar a todas, a todes, no sólo a mujeres blancas, heterosexuales, cis género, de clase media, instruidas.

Y las que hayamos logrado superar las opresiones, debemos seguir señalando las que permanecen. Cada día, todos los días, incansablemente. Hasta que no llame la atención que una mujer, una persona racializada, una persona transexual, esté tomando decisiones para todes. Cuando no sea necesario mostrar lo que falta o señalar la excepción.

 Fuente: https://www.yumpu.com/es/document/read/63696075/ma-julio-2020-2

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